Barrera
-Perdón, ¿esto es el restaurante Barrera?
-Sí, sí, bienvenido. Pase.
Claro, cuando entras a un restaurante a comer suele poner el nombre en caracteres mas o menos grandes y legibles... Y en casi ninguno encuentras una barra... vacía, quicir...
Y después de recorrer un estrecho pasillo al final del cual temerías encontrarte o bien la muerte o la luz perpetua, consigues llegar a otro vestíbulo que da acceso a la cocina y desde el que si fisgas un poco puedes ver las ollas en hora punta donde, ahora sí, está el restaurante.
Ocho, nueve mesas (que yo viera, quizás mas al final de túnel, ejem), mucha luz (prometo que todavía no había llegado al paraíso) y una decoración a tono con la cocina: sin Chorradas.
Para picar, almendras tostadas todavía templaditas. Qué buena forma de abrir boca...
Y para empezar a salivar, el recitado de las sagradas escrituras:
-Pues hoy de primeros tenemos (tomo aire)... Patatas revolconas, ensaladilla, menestra, alcachofas.
-¡Yo quiero ensaladilla! -Digo.
-No me hagas eso, que estoy a dieta.
-Pues alcachofas -Zanjo yo.
-Bueno -interrumpe la dueña- están cocidas... ¡En aceite!
-Entonces, ¿a qué esperamos? -Digo.
-A tomar por culo la dieta...
-No se preocupe, que yo le traigo un poco de ensaladilla para que se le quite el gusanillo.
¿Qué puedo decir? Espectaculares ambas. La ensaladilla, uf... Y las alcachofas se deshacían como mantequilla, y estaban escoltadas por un puré de berenjenas, unos trocitos de berenjena dulce y unas fresas que sabían a gloria. Menudo acierto.
-¿Y de segundo, que hay?
-Pues tenemos en carnes (vuelvo a respirar): buen solomillo, chuletillas de cordero, entrecot, rabo de toro y callos.
-El solomillo, que tiene que estar muy rico -Digo.
-¿Por qué no prueban algo mas elaborado? Merece la pena... Y el rabo de toro no lleva ni grasas ni harinas, así que es ideal para su dieta...
-Venga, va...
-¿Y en pejcaos, qué hay?
-Tenemos bacalao, rodaballo y ventresca escabechada...
-Coño, pos la ventresca.
Solo puedo decir... ¡Vayan a probar!
Un triunfo: el copon de la baraja. Texturas maravillosa, sabores bien definidos y fáciles de identificar... Para morir de placer.
Más detalles: Guarniciones de boruja en una base de salmorejo bien sabroso y acido...
-¿Les gustaría tomar postre?
-Nos encantaría, pero no queremos abusar de la sanidad madrileña... La cuenta, por favor.
Y con la cuenta, unos "pecados" en forma de pastillas de almendra finerrimas, recién sacadas del horno.
Inmenso.
Restaurante Barrera
Alonso Cano, 25 28010 Madrid
Teléfono 915 941 757
-Sí, sí, bienvenido. Pase.
Claro, cuando entras a un restaurante a comer suele poner el nombre en caracteres mas o menos grandes y legibles... Y en casi ninguno encuentras una barra... vacía, quicir...
Y después de recorrer un estrecho pasillo al final del cual temerías encontrarte o bien la muerte o la luz perpetua, consigues llegar a otro vestíbulo que da acceso a la cocina y desde el que si fisgas un poco puedes ver las ollas en hora punta donde, ahora sí, está el restaurante.
Ocho, nueve mesas (que yo viera, quizás mas al final de túnel, ejem), mucha luz (prometo que todavía no había llegado al paraíso) y una decoración a tono con la cocina: sin Chorradas.
Para picar, almendras tostadas todavía templaditas. Qué buena forma de abrir boca...
Y para empezar a salivar, el recitado de las sagradas escrituras:
-Pues hoy de primeros tenemos (tomo aire)... Patatas revolconas, ensaladilla, menestra, alcachofas.
-¡Yo quiero ensaladilla! -Digo.
-No me hagas eso, que estoy a dieta.
-Pues alcachofas -Zanjo yo.
-Bueno -interrumpe la dueña- están cocidas... ¡En aceite!
-Entonces, ¿a qué esperamos? -Digo.
-A tomar por culo la dieta...
-No se preocupe, que yo le traigo un poco de ensaladilla para que se le quite el gusanillo.
¿Qué puedo decir? Espectaculares ambas. La ensaladilla, uf... Y las alcachofas se deshacían como mantequilla, y estaban escoltadas por un puré de berenjenas, unos trocitos de berenjena dulce y unas fresas que sabían a gloria. Menudo acierto.
-¿Y de segundo, que hay?
-Pues tenemos en carnes (vuelvo a respirar): buen solomillo, chuletillas de cordero, entrecot, rabo de toro y callos.
-El solomillo, que tiene que estar muy rico -Digo.
-¿Por qué no prueban algo mas elaborado? Merece la pena... Y el rabo de toro no lleva ni grasas ni harinas, así que es ideal para su dieta...
-Venga, va...
-¿Y en pejcaos, qué hay?
-Tenemos bacalao, rodaballo y ventresca escabechada...
-Coño, pos la ventresca.
Solo puedo decir... ¡Vayan a probar!
Un triunfo: el copon de la baraja. Texturas maravillosa, sabores bien definidos y fáciles de identificar... Para morir de placer.
Más detalles: Guarniciones de boruja en una base de salmorejo bien sabroso y acido...
-¿Les gustaría tomar postre?
-Nos encantaría, pero no queremos abusar de la sanidad madrileña... La cuenta, por favor.
Y con la cuenta, unos "pecados" en forma de pastillas de almendra finerrimas, recién sacadas del horno.
Inmenso.
Restaurante Barrera
Alonso Cano, 25 28010 Madrid
Teléfono 915 941 757