Bristol Bar

Osssssea...

Ya, ya sé que me repito. Pero es que o yo soy un pijo -hay quien dice que sí- y no me he dado cuenta, o voy a sitios de pijos en los que (curiosamente) me dejan entrar, o... ¿Quién sabe?
Al grano: Si tan pija eres, ¿qué coño haces preguntando cuánto vale una botella de champán?NUNCA preguntes cuánto vale una botella de champán. O pides la carta o pides la botella, pero no cometas sacrilegios porque entonces todos sabremos que la ensaimada que llevas por flequillo es más falsa que la trufa de un restaurante chino.
Total, para luego ni beberse el champán, ni tocar la comida. Están locos estos pijos, que diría Obélix.
Metidos en harina: Bonito sitio para salir un rato de Ejpaña y viajar a la Pérfida Albión. El salón de Churchill es muy auténtico, madera, un gran espejo y una bonita araña, iluminación en tonos rojos, como la tapicería de los (no demasiado cómodos) sillones.
Un brunch muy bien servido (lástima que el yogur fuera Danone), delicioso el zumo y la fruta... Y triunfando los -frescos, fresquísimos- huevos benedict ("eggs benedict" los llaman allí, ¿por qué será?) con una salsa ligera y deliciosa.
Un pero: las tazas de café y/o té son demasiado pequeñas, aunque amablemente se ofrecen a traer más es cualquier momento.
El English Breakfast, muy English y muy Breakfast. En cualquier bar de mi barrio se llamaría "Plato combinao", pero aquí es para desayunar. Están locos estos bretones, jeje.
Volveré.

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